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COMUNICADO: TRAGEDIA EN VENEZUELA: OTRA VEZ; OTRA MÁS

LA OTRA CAMPANA – Comunicado oficial 1.2019

TRAGEDIA EN VENEZUELA: OTRA VEZ; OTRA MÁS

Una ola de triunfalismo prematuro y desinformado sigue todavía a Juan Guaidó, el socialista de oposición proclamado “Presidente” de Venezuela. Los “dirigentes” latinoamericanos auguran la “pronta caída de Maduro”; porque sobre todo en Venezuela, se han acostumbrado a alimentar fantasías con ilusiones y mentiras, y mucho público se ha acostumbrado a creerlas, al punto de rechazar la verdad cuando alguien la dice con todas las palabras. Pero alguien tiene que hacerlo; y ese rol incómodo nos toca a nosotros, los liberales clásicos, porque respetamos la realidad, antes que nada.

En el caso de Venezuela, hay muchas verdades impopulares, derivadas de otras tantas lecciones de las Ciencias Políticas, que deben saberse:

(1) De la izquierda no se sale por la izquierda. En Cuba, Nicaragua y Venezuela, la oposición socialdemócrata ha sido y es incapaz de desplazar del poder al comunismo, forma extrema de socialismo, a la cual se llega tras años de gobiernos de esa misma “izquierda blanda”, cuando no hay fuerzas de la derecha liberal, capaces de hacer la transición al capitalismo para todos. Igual sucedió en Europa Central y Oriental, por tres décadas consecutivas, los ’50, ’60 y ’70, plagados de forcejeos y revueltas reprimidas con violencia y sangre. Y en los países comunistas de Asia y África, desde los ’60 hasta los ’90.

(2) De la izquierda se sale por la derecha. Los países europeos, asiáticos y africanos salieron o están saliendo del comunismo con líderes y partidos liberales “completos”; o sea ideológicos, programáticos, representativos y electorales, crecidos y fuertes, capaces de negociar en su caso un cambio pacífico de sistema, y ganar elecciones generando esperanzas ciertas e ilusiones bien fundadas. Eso no hay todavía en la América nuestra, excepto en Brasil; y nosotros, el Movimiento de las Cinco Reformas, estamos de lleno en la construcción de esas fuerzas: la Salida somos nosotros, pero no es en lo inmediato ni a cortísimo plazo.

(3) Las sanciones internacionales son inefectivas. Cuando el Presidente estadounidense Dwight Einsenhower, en 1960, decretó el embargo al azúcar cubano, muchos creyeron ingenuamente que así abría “una ventana hacia otro futuro” para Cuba. Y así fue: un futuro mucho más negro; porque no todo “cambio” es para mejor; Fidel Castro, quien había provocado a los EE.UU. confiscando empresas y propiedades, tuvo el pretexto del “bloqueo”, y quedó con las manos libres para terminar de amarrar las cuerdas y cerrojos. El grueso del pueblo tuvo que sufrir o emigrar. En los ’90, derribado el Muro de Berlín, desapareció la Unión Soviética, y se vaticinó el fin del comunismo para la isla, que no sucedió, porque rara vez esos cambios políticos se hacen desde afuera.

(4) Las improvisaciones y torpezas tienen un alto precio, que paga el pueblo. Venezuela ya tuvo un “Presidente” proclamado por la oposición de izquierda predominante, el 11 de abril de 2002: Pedro Carmona, quien al menos tuvo apoyo militar suficiente para sentarse en el Palacio de Miraflores, pero sólo por tres días. Y se fue a un tranquilo exilio; pero el pueblo comenzó su largo calvario de hambre, privaciones y sufrimientos. En 2013, con la muerte de Chávez, también se pronosticó alegremente un cambio democrático, lo cual tampoco sucedió: hubo cambio, pero para peor.

(5) La política con “P” mayúscula no es para mezquindades. Guaidó y su grupo quieren negociar con el régimen tiránico, incluyendo una amnistía, lo cual ya comienza a ser advertido por sus simpatizantes radicales, que ya le critican por ese motivo. Pero “negociar” no es lo que está mal, ni la amnistía, sino el fin que se busca, y los medios que se pretenden emplear. (A) No se busca salir del socialismo, sino sólo de Maduro; un fin mezquino. (B) Los medios son dos: presión “de la comunidad internacional”, y presión “de la calle”. Lo primero significa presión de EE.UU., o sea del Sr. Marco Rubio, quien aspira ser el primer Presidente latino de EE.UU., aún si hay que pagarlo con sangre venezolana. A diferencia de Castro en 1960, en Venezuela ahora quien provoca a EE.UU. no es sólo Maduro; también es Guaidó, con asistencia de Rubio. Pero es vano intento, porque “los demás también juegan”: Rusia, China, y la OPEP. Y lo segundo es harto peligroso, y por ende irresponsable, y repudiable cuando se buscan “mártires” en número suficiente como para ponerles precio. ¡Eso es inaceptable!

Recuerde que las intenciones más innobles siempre se visten con las ropas de las causas más nobles.

FIRMADO: Directorio del Foro Liberal de América Latina

América Latina, 26 de enero de 2019

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