8 Tesis contra el ‘anarco-capitalismo’
8 Tesis contra el 'anarco-capitalismo'
Pisando callos Miércoles, 7 de Enero, 2015
Es muy larga la lista de enemigos del Gobierno limitado: comunismo, nazi-fascismo, islamo-fascismo y judeo-fascismo (sionismo), socialdemocracia tipo “Tercera Vía”, mercantilismo (hoy en día es llamado “corporatismo”), marxismo cultural, y etcétera. Y ahora se suma el “anarco-capitalismo”. ¿Qué es? ¿De dónde sale? ¿Cuáles son sus mayores fallos? ¿Por qué es tan popular en ciertos grupitos? ¿Por qué los “ancaps” siempre nos atacan y difaman a los liberales clásicos, y nos acusan a nosotros de estatistas y socialistas, en lugar de enfrentar a las izquierdas …?
Siempre fue harto difícil convencer y motivar a las gentes en favor del liberalismo, y más en un clima ideológico e institucional tan estatista como el de hoy; pero ahora esta locura lo pone aún más complicado. El asunto se puede resumir más o menos así:
(1) La expresión “anarco-capitalismo” es una contradicción verbal. Se puede tener capitalismo y se puede tener anarquía; pero no ambas cosas a la vez. Porque los mercados libres y abiertos requieren un Gobierno limitado por la ley a la protección de los derechos a la vida, propiedad y libertad. Es civilización. De otro modo es anarquía: la “Ley de la Jungla”, o sea la del más fuerte. Las “agencias privadas” de los ancaps no son una “utopía”; son una realidad: las hordas bárbaras, el mundo de los “gángsters” o pandilleros y sicarios, las tribus salvajes. Como en Somalia.
(2) “¿Cómo se mantiene limitado un Gobierno limitado?” preguntan los ancaps. Respuesta: con una corriente de opinión antiestatista, y un partido político liberal clásico que la encarne. Como el antiguo partido “demócrata-republicano” de Jefferson y Madison, que por un cuarto de siglo (1801-1825) en EEUU mantuvo a raya las ambiciones estatistas del partido mal llamado “federalista” de Hamilton, que era centralista. Pero los ancaps son antipolíticos empedernidos, que usan una chifladura utopista como excusa “teórica” para cruzarse de brazos ante el avance de la izquierda.
(3) En teoría, el punto de partida de todo anarquismo es el mismo del socialismo: Rousseau, y la “bondad natural del hombre”. Si el hombre es “bueno por naturaleza”, pues entonces: A) Puede el Gobierno tener poderes absolutos, y eso es socialismo; o A) Puede no haber Gobierno, y eso es anarquismo. Los escritos políticos (no los económicos) del señor Murray Rothbard, padre de este engendro, resultan un indigerible mazacote de anarquismo crudo, con positivismo evolucionista de Herbert Spencer, y marxismo clásico de Gabriel Kolko. ¿“Eliminar el Estado” no era la utopía final de Marx y Engels? Sí, por eso se ve tanto marxismo cultural entre los ancaps.
(4) “Todo impuesto es un robo”, es uno de sus mantras favoritos. Para la “Escuela de Salamanca” (ss. XVI y XVII) precursora de la Escuela Austríaca de Economía, los impuestos son injustos sólo si exceden lo requerido para los gastos de un Gobierno limitado a sus tres funciones de seguridad, justicia, y obras públicas. La buena teoría de los mercados estudia los bienes económicos, y para nada es “consistente” extenderla más allá, a los bienes “públicos”, que son de otra naturaleza.
(5) Este supuesto “anarquismo capitalista” nos llega de unos sabihondos profesores de Economía, que pretenden enseñar temas de teoría política y jurídica, pero sin antes aprender. Como los socialistas ignoran Economía, los anarcoides ignoran Ciencia Política, Derecho, Sociología, Filosofía, …y también carecen de sentido común. ¿Por qué no quieren estudiar estas disciplinas, ni la Historia de Occidente? Porque saben que en tal caso se toparían con la Biblia, fuente primera de la idea y sistema de Gobierno limitado; y ellos en su mayoría son fanáticos de la novelista atea Ayn Rand. Y prefieren olvidar que Rand no soportaba el anarquismo de Rothbard, ni Rothbard soportaba el ateísmo virulento de la Rand.
(6) Al liberalismo clásico le dicen “Minarquismo” los ancaps; es una expresión inapropiada y despectiva, acuñada por ellos para calumniar el concepto de Gobierno limitado. Lo de “mínimo” es ambiguo e incierto, ¿cuánto es “mínimo”? Por otro lado, la expresión “conservatism” equivale a ‘classical liberalism’ en inglés, así que la acusación que nos endilgan de ser “conservadores” es pueril. Por supuesto el liberalismo clásico es conservador, por ser antiutopista, y porque para tener Gobierno limitado y libertades en un país, hay que conservar muchos valores, principios y normas básicas. Pero los liberales clásicos no renegamos de la democracia, ni caemos en desvaríos monarquistas como Hans Hoppe, el otro gurú de los ancaps.
(7) El anarquismo es un escapismo. De la realidad. Su relativa popularidad se explica por la ignorancia, y por el espíritu de la antipolítica y la partidofobia típico de las clases medias “indignadas”. De ahí les viene a los ancaps su pose de superioridad moral. Es una de sus tantas excusas para no hacer nada. No quieren entender que la Constitución y las leyes positivas no se cumplen solas, como las leyes naturales, y para hacerlas cumplir se requieren partidos y actividades políticas, de signo antiestatista y liberal clásico.
También hay mucho cristiano despistado, que cae en el anarquismo por falta de conocimiento bíblico.
(8) Y hay otra excusa: el pensamiento desiderativo: “El régimen va a caer…” nos repiten cada tanto los augures favoritos de las clases medias. Pero no cae. Es que el socialismo no se acaba solo, sin hacer nada.
Hay mucho error que corregir; ejemplo: cuando Mises enseñó que “el socialismo es inviable”, aludía al “ideal” utopista que nos quieren vender como el “sueño” de sociedad perfecta, que no existe, es imposible; pero no se refería a la penosa realidad resultante, que es perfectamente viable: basta que los demás no hagamos lo que hay que hacer. Mises debió decir: “el socialismo es una mentira”, hubiera sido más claro; pero ya se sabe: la claridad no es el punto fuerte de los economistas.
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